“Hay personas que empiezan a hablar un momento antes de haber pensado”
Jean de la Bruyère
Exponemos
ahora cuatro pasos para crear un discurso que se fundamentan en algo
tan sencillo como pararnos a pensar antes que ponernos en movimiento.
Las palabras se alimentan del fondo nutricio del pensamiento, la
memoria, la experiencia.
1. Pensamiento salvaje
Se
trata de dedicar unos momentos a estar quieto y callado concentrado en
el asunto del que tenemos que hablar. Quizá la primera intención sea la
de empezar a coleccionar notas, o a escribir algunas o a buscar cierta
información que recordamos haber visto…. Pararse a pensar, pero de la
manera que se describe en el punto 2.
2. Dejar fluir nuestras emociones y pensamientos
¿Por
qué este paso? ¿No hemos afirmado que se trata de pensar? Así es, en
efecto, pero pensar en los seres humanos no sucede como en los
ordenadores, atados a procedimientos lógicos, fríos y ajenos. Hay que
dejar fluir nuestra mente, sin barreras, sin autocensuras.
“Hay
personas que parecen no pensar más que tonel cerebro, o con cualquier
otro órgano que sea el específico para pensar; mientras otros piensas
con todo el cuerpo y toda el ama, con la sangre, con el tuétano de los
huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida” (Unamuno, Del sentimiento trágico).
Emociones,
sentimientos, voluntad se anudan con nuestros pensamientos más
racionales, sólo con una cierta violencia conseguimos separarlos.
3. Comprender el problema
4. Consultar con lo que sabemos
Con
nuestra experiencia o la de otros. A veces se trata de leer, otra
manera de dialogar con alguien que vivió antes que nosotros. Antes de
consultar literatura técnica sobre el asunto, hacer acopio de datos y
empaparse de lo propio de nuestra profesión, una consulta pausada con
otras personas o con nosotros mismos, nuestras experiencias anteriores,
esa reflexión que nos llamó la atención de algún filósofo, lo que
sabemos que le sucedió a un amigo o conocido, producirá frutos
inesperados.
SI TIENE POCO TIEMPO PARA LEER, LEA POCO Y PIENSE LO QUE LEE
5. Elaborar el discurso
Este paso se da al final y más adelante diré como. Pero lo ya aviso que es necesario escribir:
“Es
necesario, por tanto, escribir con el mayor cuidado posible y mucho en
cantidad. Porque igual que la tierra, profundamente cavada, se hace más
fecunda para producir y hacer crecer las semillas, así el progreso, no
sacado de lo que es superficial, dispensa con mayor abundancia los
frutos del estudio y los conserva con mayor seguridad”(Quintiliano, Institutio, X, 3, 1).
Al
escribir comenzará a encauzar el pensamiento que brota libre y
disperso. Le trazará un surco por donde irá discurriendo ese arado de
tinta que es el bolígrafo, con el que guiará el flujo de sus palabras.
Incluso para poder improvisar bien, conviene haber escrito mucho antes.
LA ESCRITURA FORJA LA TRAMA DEL PENSAMIENTO
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