sábado, 10 de septiembre de 2016

LA CREACIÓN DE SILENCIO




QUIEN NO SABE CALLAR, TAMPOCO SABE HABLAR
(Pseudoséneca, De moribus)


Ante una presentación o discurso enseguida nos planteamos la ejecución, el desarrollo, los gestos, el vocabulario a emplear…. Corremos el riesgo de oscurecer un requisito imprescindible para el orador: cultivar el silencio. 

Los antiguos hablaban de dos operaciones mentales previas a la elaboración del discurso que consistían en entender la cuestión de la que se iba a hablar (intellectio) y encontrar los materiales a emplear en esa exposición (inventio), los argumentos, los ejemplos, los signos que se pueden utilizar. Hablaremos de eso también, pero quiero exponerle un paso anterior desde donde nace fuerza interior para afrontar la situación en que nos pone hablar.

 “La acción nace de una mente silenciosa, es la cosa más bella del mundo” (Osho, Creatividad)

Todas las producciones humanas aparecen primero como ideas en el interior de una mente que observa, que establece relaciones y que se detiene en lo que le parece interesante.

Y, sin embargo…, ocurre que a veces resulta difícil no sólo estar en silencio, sino también encontrarlo:

Por otra parte, no debe olvidarse que los efectos del ruido también pueden afectar a la persona, aunque esta no sea consciente de ellos, incluso siendo bienvenido el ruido” (Guski, El ruido).


Demóstenes en silencio

Le voy a proponer un sencillo método para ejercitar la contemplación, es decir, la capacidad de estar en silencio consigo mismo.

El método es sencillo, sí,  pero requiere algo de constancia para poder sacar resultados. Quizá al principio le cueste trabajo, porque no siempre resulta fácil alcanzar y soportar el silencio.  Siga los siguientes pasos:


1.      Busque un lugar tranquilo

2.      Siéntese. No ponga música

3.      Cierre los ojos (más tarde los dejará abiertos)

4.      Respire siguiendo un ritmo:

1.      Inspire
2.      Espere un momento lleno de aire
3.      Espire
4.      Espere un momento vacío de aire. 

        (Siga así así rítmicamente. Luego  se  olvidara de la respiración)

5.      Deje fluir lo que vaya apareciendo por su cerebro, no lo dirija, no lo censure: imágenes, sonidos, palabras…

6.  Deje fluir emociones y sensaciones (paulatinamente le alcanzará solo el flujo silencioso de su cerebro)

7.    Cuando se note cansado, déjelo. Si se adormece, duérmase

8. Concéntrese en un asunto que le interese y deje fluir de nuevo ideas y sensaciones y emociones sobre él.    (Esta última para encontrar ideas sobre algo)


El silencio consiste e una actitud interior, que se centra en una escucha atenta de sí mismo y de lo exterior. Por eso desaconsejo la música, un arte al que hay que prestar atención para no convertirlo en ruido.

La contemplación de las cosas nos lleva hacia el silencio, desde el exterior al interior. Podemos manejar con cierta facilidad el ruido externo, pero el interno es más complicado. El método que le propuse antes, si lo practica con asiduidad, le ayudará a acercarse y conseguir ese silencio interno en el que podremos encontrarnos con nosotros mismos y, desde un punto de vista más práctico, hallar los motivos, temas y palabras con las que expresarnos en nuestra vida cotidiana y a la hora de hablar en público. 

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