Enseña Quintiliano que el origen de un estilo excelente para el orador comienza por…
LA ESCRITURA
Puede parecer sorprendente, pero atendamos a lo que dice Quintiliano:
Estos son los medios auxiliares que se nos añaden desde fuera:
entre estos, que tenemos que procurarnos nosotros mismos, el escribir,
aunque requiere esfuerzo, proporciona sin embargo la mayor utilidad de
todos. No sin razón lo llama Marco Tulio (Cicerón) la mejor causa y
maestro de la elocuencia.” Inst. X, 3, 1
La escritura desarrolla el conjunto de habilidades del lenguaje: la
afluencia de palabras, la corrección en el uso de las mismas, de su
orden lógico; ayuda a fijar la expresión y a desarrollar las cualidades
literarias, así como la concentración y la adecuada secuencia de
acontecimientos en la narración. Sobre la base de la escritura se
sostiene la construcción oratoria, una vez efectuada en ella los
estrategias precisas para que surja, como de manera natural, el discurso
hablado.
“Es preciso, pues, escribir con gran cuidado y lo más que se
pueda. Porque así como la tierra cuanto más profundamente es cavada se
hace más fecunda para producir y hacer crecer las semillas, así también
el aprovechamiento que resulta de un estudio profundo produce más
abundantes frutos en las letras y los conserva mejor.” Inst. X, 3, 1
Por eso no duda en afirmar también nuestro autor:
“Allí (en el escribir) se contienen las raíces y allí los
fundamentos de la elocuencia, allí los tesoros como en un sagrado
depósito, para sacarlas de allí también en los casos imprevistos, cuando
la necesidad lo pide.” Inst. X, 3, 3
(Extractado de “La formación del estilo”, Iuris, 206, enero 2014) http://www.revistaiuris.com
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