martes, 6 de septiembre de 2016

CAPACIDAD PARA HABLAR BIEN



Todos tenemos la capacidad de hablar bien. Se desarrollará según el “entrenamiento” que hagamos, el empeño que pongamos en ello. Los deportistas no confían solo en su naturaleza, sino que dedican mucho tiempo y esfuerzo para mejorarla, para ponerse en forma y mantenerse en ella. Detrás de un atleta hay muchas horas de trabajo y preparación, años de continuo empeño. Igualmente sucede con un buen músico, o un científico o un médico.

Aprendemos a hablar de manera natural mediante un esfuerzo continuado y un largo entrenamiento porque nos resulta necesario. Constantemente nos expresamos a través del lenguaje con todo tipo de gente, desde nuestros más allegados  hasta las personas a quienes pedimos la hora de paso en apenas un segundo. En todos esos casos, pretendemos conseguir algo mediante la palabra: información, aprecio, comunicación... El lenguaje es nuestra manera de poner en contacto nuestro mundo con el mundo de las demás personas.

El arte de hablar en público, que los griegos llamaron retórica y los latinos oratoria, consiste en potenciar nuestras cualidades, aquellas que ya tenemos, para sacar el máximo partido y poder conseguir cosas de los demás.


http://www.lavoz.com.ar/noticias/el-arte-de-la-persuasion




  EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO CONSISTE EN BUSCAR EN CADA CASO LO APROPIADO PARA PRODUCIR LA PERSUASIÓN DE QUIEN ESCUCHA



 
 No pierda de vista esta definición. La dio Aristóteles hace ya 2500 años, y sigue siendo válida para los abogados, publicistas, empresarios, negociadores, oradores y todo aquel que precise de la palabra para ponerse en comunicación con otros, especialmente por motivos profesionales.

Una de las claves del éxito del mundo actual reside en hablar bien. Aún más, hablar bien en todo tipo de contextos y circunstancias. Si los terrenos tradicionales de la oratoria eran la política o la abogacía, ahora se han sumado las relaciones comerciales, la docencia, aquellos procedimientos que  requieren intercambio de información sólida con argumentos bien construidos. La importancia de la comunicación en nuestros días ha aumentado, si cabe, el valor de la palabra efectiva.


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